(Agradecimientos a TRIBUNAPOPULAR)
Tribuna Popular TP – OPINIÓN.- El movimiento obrero y marxista venezolano, ha signado su historia bajo la aplicación de una táctica política nacida de la Internacional Comunista en su III Congreso, de 1921, sobre la vía revolucionaria en los países semi-coloniales –luego reforzada con el VII Congreso, de 1935, relativo a la creación de los frentes únicos antifascistas–, que establecía que en los países donde aun el capitalismo no se hubiera desarrollado completamente, la terea del movimiento obrero comunista y revolucionario era junto a los más amplios sectores de la sociedad, aquellos que de distinta manera fueran víctimas del imperialismo, incluyendo a la pequeña burguesía y capas progresistas de la burguesía nacional, para completar las tareas de la revolución democrático-burguesa y la Liberación Nacional, para madurar las condiciones que permitan el triunfo de la Revolución Socialista.
Así lo establecía el primer Manifiesto del Partido Comunista de Venezuela (PCV), distribuido el 1º de mayo de 1931, de forma clandestina pero simultánea, recordando que nos encontrábamos en plena tiranía de Juan Vicente Gómez y perseguidos bajo el Inciso VI de la Constitución.
Hay que tener claro que la tesis de la revolución democrático-burguesa en los países coloniales o donde aun no se hubiera realizado a plenitud la incorporación al sistema capitalista mundial contribuyó al proceso de descolonización mundial y sirvió para frenar el nazifascismo, por lo que lejos de ser errónea fue correcta y acertada.
En el contexto de la historia que va desde la I a la II Guerra Mundial y luego el proceso de descolonización –éste producto del papel jugado por la URSS a la cabeza del sistema socialista mundial y de la lucha de los pueblos contra la dominación neo-colonial –, se terminó de consolidar e integrar el sistema capitalista mundial con la transnacionalización del capital y el consiguiente surgimiento del imperialismo.
Ya no aplica la tesis del desarrollo autónomo capitalista de las naciones del tercer mundo, tomando en cuenta que la tendencia es que las burguesías nacionales no tengan metas nacionales, sino que, enmarcadas en un proceso de internacionalización y transnacionalización, se fortalece la formación de grandes bloques regionales interconectados, donde un proyecto autónomo económicamente no es rentable, mientras que estar asociados a las grandes multinacionales sí lo es.
La lógica del capital es la maximización de la ganancia y la reproducción de capital, por lo tanto la burguesía siempre hará aquello que esté en función de sus intereses económicos de acumulación y crecimiento.
En Venezuela, desde su incorporación más integral y concreta al sistema capitalista internacional a partir de la era petrolera, la burguesía nacional ha sido fundamentalmente comercial-importadora, sus ganancias fundamentales han estado en ser la agencia comercial de las transnacionales, por lo que es un anhelo de ella eso de un desarrollo capitalista autónomo venezolano.
Esto no implica que la clase obrera deba abandonar las alianzas tácticas con otras clases sociales por la conquista de objetivos específicos. Mientras la clase obrera sea débil y/o no esté suficientemente organizada y/o aun no estén dadas las condiciones del asalto revolucionario, la lucha por conquistas y por arrebatarle al capital trozos de plusvalía es válida, siempre y cuando se comprenda que es una táctica, es decir, temporal en función de fortalecer el poder obrero, con la vista siempre presente en los lineamientos de Marx y Engels del Manifiesto del Partido Comunista, de 1848:
“Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea más sus cadenas. Tienen en cambio un mundo entero que ganar.”
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